Mi abuelita era una de esas personas que no podía salir a la calle sin comprar algo que comer. Ella vivía en un pueblo pequeño donde encontrar deliciosa comida en la calle era lo más común. Yo siempre me le unía cuando salía de la casa porque sabía que algo rico me esperaba: elotes asados, pasteles, fruta con chile o ¡churros!
Todavía no conozco a ninguna persona que no le gusten los churros. No sé por qué, pero para mi esta delicia sabe mucho mejor si la compras en un carrito en la calle, aunque hacerlos en casa es muy sencillo. Aquí te dejo una receta de los churros tradicionales y otra de churros de naranja.
Cuando era pequeña, los carritos de churros de mi pueblo tenían un color anaranjado en la parte superior, con la palabra churros en negro. A través del cristal podías ver una gran olla profunda con aceite súper caliente. Mis pedidos solían consistir en tres churros pequeños que venían en una bolsa de papel, y se preparaban en el momento. El “churrero” colocaba la deliciosa masa encima del aceite caliente y la empujaba, con la rapidez y precisión que dan los años de experiencia, hasta formar un espiral burbujeante bajo el aceite. En cuestión de minutos la masa estaba cocinada y lista para ser cubierta de azúcar y canela.
Recuerdo que mi abuelita siempre me decía “come uno y deja los otros dos para acompañarlos con chocolate”. Obviamente siempre llegaba a casa con las manos vacías porque, ¿quién puede resistirse al incomparable sabor de churros calientes?
Últimamente he notado que algunas cosas han cambiado. Los churros que veo en las calles son más grandes y muchos otros se venden rellenos. Una vez probé un churro relleno de cajeta y fue lo más delicioso que había probado en mi vida. También hay churros rellenos de chocolate, crema, mermelada o dulce de leche.
No importa sin son rellenos o no, si los comes con chocolate caliente o solos, los churros son una delicia callejera que todos deberíamos comer al menos una vez en nuestras vidas.
Y tú, ¿ya lo has probado?
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Churros, Dulces Delicias Callejeras
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